Cuando Sonia me dijo que podía irme a casa respiré aliviada. Necesitaba llegar a casa, meterme en la bañera, ponerme un cubata, y un cigarrito Ese era otro de mis rituales, favoritos.
Cuando llegue a casa, mis hijos estaban cenando, los abrace con todas mis fuerzas, tenía muchas ganas de llorar, me senté un rato con ellos, y hablamos de sus cosas, Mi hijo el mayor era muy responsable, ayudaba a su hermano con los deberes, preparaba la cena, y era quien solía estar pendiente si faltaba algo de primera necesidad. Me llamaba siempre, cuando llegaba a casa, para que estuviera tranquila.
Nunca me pedía nada, y esa noche le dije que si quería se apuntara a la autoescuela,, me dijo,- mamá no tengo prisa, y no quiero que tengas más gastos. Menos mal que en ese momento sonó el móvil, porque ya no podía contener las lagrimas, conteste disimulando. Era Sonia, para decirme que a las 11 en el hotel...Me pregunto qué tal estaba, que me había visto hecha polvo, y que si estaba muy cansada, que se buscaban la vida. Le dije que no, que si ellos podían yo también. Me conto, que para ellos eso era su trabajo, que te terminas poniendo una coraza, para que nada te afecte. Y que era lógico que si era la primera que me veía en una situación así me estuviera afectando, me dio ánimos y nos despedimos hasta la mañana siguiente.
Llené la bañera y preparé mi ritual, me puse el cubata cargadito, y una vez dentro del agua, rompí a llorar. Lloré mucho rato. Casi me sentía culpable, porque no hubiese nadie de los míos, entre esas más de 900 víctimas, que se llevaban contabilizadas, hasta ese momento. Lloraba porque necesitaba estar más tiempo con mis hijos. Lloraba por los abrazos que me faltaban, en momentos como ese. Lloraba porque mis hijos fuesen tan comprensivos y no me diesen ni un disgusto. Lloraba porque no sabía si yo había echo meritos para mecer todo eso. Y lloraba porque me acordaba de las chicas que iban de la mano y me arrepentía de mi cobardía por no haber sido capaz de bajarme del coche y darlas un abrazo.
Pensaba en la madre desaparecida del niño del cementerio, y me sentí asquerosa, por estar en la bañera tomándome un cubata.
Antes de acostarme, comí un poco de fruta y me tome una pastilla para dormir.
Me desperté antes de que sonara el despertador, había descansado y me dispuse a encarar el día sin mirar atrás. Me arregle un poco más, de lo habitual, respiré hondo, y me dije- tu puedes nena. Como tenía tiempo di un paseo con las perras, que me sentó de maravilla.
Cuando llegue ya estaban abajo, se les veía también mucho más relajados. Sonia me dio dos besos, y me dijo que estaban contendimos de haber dado conmigo. Los otros me sonreían muy amables y me sentí bien.
Partimos para la calle Génova. Daba gusto circular. Cuando llegamos ya tenían su sitio reservado y nos dirigimos allí. Creo recordar que la tarde anterior había habido traca allí, pero de momento la cosa estaba la tranquila.
Poco a poco la zona se fue llenando de gente, la mayoría contrarios al PP que pedían explicaciones, al mismo tiempo se llenaba de antidisturbios. Sonia me advirtió que anduviese al loro, que en cualquier momento se podía liar. A mediodía comimos en el bar más cercano, que estaba abarrotado. A los cinco Minutos de entrar, fuera se lió una escaramuza. Y pensé en mi taxi, que estaba allí, al pie del cañón, el pan de mi casa.
En seguida se calmaron los ánimos con unos cuantos leñazos que se llevaron los alborotadores. A medida que transcurría la tarde, aquello se fue abarrotando de gente, Lo normal en otras circunstancias, es que solo fuesen adeptos al PP, pero no era así, Estos seguían insistiendo en que la autoría del atentado era de eta, y los otros que era de Alkaeda.
Allí se repartieron leches en todas las direcciones, cobró hasta el apuntador, Yo cuando veía la cosa muy negra me metía como podía en el bar que habíamos comido. Ya ni pensaba en el taxi. Lo único que me preocupaba es que no me salpicara alguna hostia perdida. A las siete de la tarde los sondeos a pie de calle daban que había un empate. Y empezó el movimíento.de Génova a Ferraz, y viceversa. En la siguiente hora, prácticamente ya no se podía circular. Las calles se llenaron de coches, la mayoría portando banderas de su partido. Por cualquier parte surgía una escaramuza y la policía no daba abasto en poner orden.
Me dije que si salía de esa, indemne, en otra ocasión, me pensaría muy bien las cosas antes de meterme en otro berenjenal de ese calibre. A las 8 cuando cerraron los colegios electorales, prácticamente a los 5 minutos empezó a correr la voz como un reguero de pólvora que el PSOE, iba por delante. Así que para Ferraz. Yo deseaba con todas mis fuerzas, que aquello terminara cuanto antes, menudo sin vivir tenia, Cuando por fin se confirmo el ganador de las elecciones, vuelta para Génova. En la puerta de la sede, apenas quedaba un grupo pequeño de personas, cosa que me tranquilizó.
Sonia, era del PSOE y estaba contentísima, yo también, aunque como hasta ese momento mi mayor preocupación era mi integridad física, poco me preocupaba quién ganará las elecciones. Una vez que las cosas ya parecían calmadas del todo, pasamos el tiempo de buen rollo.
Le conté a Sonia que personalmente me alegraba un huevo por Esperanza Aguirre. Hacía muchos años en mis tiempos de jardinera la había tenido que sufrir como jefa indirecta, al ser ella la delegada, del Área de Servicios y Mantenimiento de parque y jardines. La única vez que la vi, fue durante una huelga, que se presentó en nuestra caseta, y ni se digno bajar del coche, solo nos miró con el mayor de los desprecios. Hablo con el encargado, por supuesto para amenazarle sino volvíamos al trabajo.
Pero la sombra de esa señora parecía que me perseguía. Como Presidenta de la Comunidad de Madrid, a los taxistas nos había metido un rejonazo por toda escuadra. Aprobando un nuevo estatuto, que nos perjudicaba muchísimo a los que solo teníamos un taxi, y por supuesto favorecía a los floteros.
La noche anterior a la aprobación del nuevo estatuto, cinco mujeres taxistas nos encadenamos en la puerta de una iglesia de Entrevías, sumándonos y apoyando a 7 compañeros que dentro de la iglesia permanecían en huelga de hambre. Mientras el resto de compañeros colapsaban el centro de Madrid. Pero de nada sirvió. El estatuto fue aprobado, y cada mochuelo a su olivo.
Sonia que era un encanto, me dijo que si me quería vengar, cuando saliera, me acercará a ella, con su acreditación, en la solapa y una cámara para disimular. Y yo que no me corto un pelo, según se lía el revuelo porque sale la Espe, me da Sonia su alcachofa, y allí que me planto delante de ella y le suelto que si piensa aprobar la subvención para las mamparas de protección de los taxis. Me mira atónita, y justo me empujan y la meto un alcachofazo en todo el morro, sin querer, eh! Antes de que me pudiera recuperar del shock, un poli me agarraba por la cintura y me sacaba en volandas, mientras veía a Sonia apoyada en mi coche partiéndose la caja. Gracias a Dios la cosa no pasó a mayores y el resto de la noche hasta las cuatro de la mañana me lo pase genial con ellos.
SI ALGUNO DE VOSOTROS ENCONTRAIS ALGUN DIA ESTA BOTELLA RECORDAR QUE TODOS TENEMOS LA OBLIGACION DE TRABAJAR POR UN MUNDO MEJOR
Cuando llegue a casa, mis hijos estaban cenando, los abrace con todas mis fuerzas, tenía muchas ganas de llorar, me senté un rato con ellos, y hablamos de sus cosas, Mi hijo el mayor era muy responsable, ayudaba a su hermano con los deberes, preparaba la cena, y era quien solía estar pendiente si faltaba algo de primera necesidad. Me llamaba siempre, cuando llegaba a casa, para que estuviera tranquila.
Nunca me pedía nada, y esa noche le dije que si quería se apuntara a la autoescuela,, me dijo,- mamá no tengo prisa, y no quiero que tengas más gastos. Menos mal que en ese momento sonó el móvil, porque ya no podía contener las lagrimas, conteste disimulando. Era Sonia, para decirme que a las 11 en el hotel...Me pregunto qué tal estaba, que me había visto hecha polvo, y que si estaba muy cansada, que se buscaban la vida. Le dije que no, que si ellos podían yo también. Me conto, que para ellos eso era su trabajo, que te terminas poniendo una coraza, para que nada te afecte. Y que era lógico que si era la primera que me veía en una situación así me estuviera afectando, me dio ánimos y nos despedimos hasta la mañana siguiente.
Llené la bañera y preparé mi ritual, me puse el cubata cargadito, y una vez dentro del agua, rompí a llorar. Lloré mucho rato. Casi me sentía culpable, porque no hubiese nadie de los míos, entre esas más de 900 víctimas, que se llevaban contabilizadas, hasta ese momento. Lloraba porque necesitaba estar más tiempo con mis hijos. Lloraba por los abrazos que me faltaban, en momentos como ese. Lloraba porque mis hijos fuesen tan comprensivos y no me diesen ni un disgusto. Lloraba porque no sabía si yo había echo meritos para mecer todo eso. Y lloraba porque me acordaba de las chicas que iban de la mano y me arrepentía de mi cobardía por no haber sido capaz de bajarme del coche y darlas un abrazo.
Pensaba en la madre desaparecida del niño del cementerio, y me sentí asquerosa, por estar en la bañera tomándome un cubata.
Antes de acostarme, comí un poco de fruta y me tome una pastilla para dormir.
Me desperté antes de que sonara el despertador, había descansado y me dispuse a encarar el día sin mirar atrás. Me arregle un poco más, de lo habitual, respiré hondo, y me dije- tu puedes nena. Como tenía tiempo di un paseo con las perras, que me sentó de maravilla.
Cuando llegue ya estaban abajo, se les veía también mucho más relajados. Sonia me dio dos besos, y me dijo que estaban contendimos de haber dado conmigo. Los otros me sonreían muy amables y me sentí bien.
Partimos para la calle Génova. Daba gusto circular. Cuando llegamos ya tenían su sitio reservado y nos dirigimos allí. Creo recordar que la tarde anterior había habido traca allí, pero de momento la cosa estaba la tranquila.
Poco a poco la zona se fue llenando de gente, la mayoría contrarios al PP que pedían explicaciones, al mismo tiempo se llenaba de antidisturbios. Sonia me advirtió que anduviese al loro, que en cualquier momento se podía liar. A mediodía comimos en el bar más cercano, que estaba abarrotado. A los cinco Minutos de entrar, fuera se lió una escaramuza. Y pensé en mi taxi, que estaba allí, al pie del cañón, el pan de mi casa.
En seguida se calmaron los ánimos con unos cuantos leñazos que se llevaron los alborotadores. A medida que transcurría la tarde, aquello se fue abarrotando de gente, Lo normal en otras circunstancias, es que solo fuesen adeptos al PP, pero no era así, Estos seguían insistiendo en que la autoría del atentado era de eta, y los otros que era de Alkaeda.
Allí se repartieron leches en todas las direcciones, cobró hasta el apuntador, Yo cuando veía la cosa muy negra me metía como podía en el bar que habíamos comido. Ya ni pensaba en el taxi. Lo único que me preocupaba es que no me salpicara alguna hostia perdida. A las siete de la tarde los sondeos a pie de calle daban que había un empate. Y empezó el movimíento.de Génova a Ferraz, y viceversa. En la siguiente hora, prácticamente ya no se podía circular. Las calles se llenaron de coches, la mayoría portando banderas de su partido. Por cualquier parte surgía una escaramuza y la policía no daba abasto en poner orden.
Me dije que si salía de esa, indemne, en otra ocasión, me pensaría muy bien las cosas antes de meterme en otro berenjenal de ese calibre. A las 8 cuando cerraron los colegios electorales, prácticamente a los 5 minutos empezó a correr la voz como un reguero de pólvora que el PSOE, iba por delante. Así que para Ferraz. Yo deseaba con todas mis fuerzas, que aquello terminara cuanto antes, menudo sin vivir tenia, Cuando por fin se confirmo el ganador de las elecciones, vuelta para Génova. En la puerta de la sede, apenas quedaba un grupo pequeño de personas, cosa que me tranquilizó.
Sonia, era del PSOE y estaba contentísima, yo también, aunque como hasta ese momento mi mayor preocupación era mi integridad física, poco me preocupaba quién ganará las elecciones. Una vez que las cosas ya parecían calmadas del todo, pasamos el tiempo de buen rollo.
Le conté a Sonia que personalmente me alegraba un huevo por Esperanza Aguirre. Hacía muchos años en mis tiempos de jardinera la había tenido que sufrir como jefa indirecta, al ser ella la delegada, del Área de Servicios y Mantenimiento de parque y jardines. La única vez que la vi, fue durante una huelga, que se presentó en nuestra caseta, y ni se digno bajar del coche, solo nos miró con el mayor de los desprecios. Hablo con el encargado, por supuesto para amenazarle sino volvíamos al trabajo.
Pero la sombra de esa señora parecía que me perseguía. Como Presidenta de la Comunidad de Madrid, a los taxistas nos había metido un rejonazo por toda escuadra. Aprobando un nuevo estatuto, que nos perjudicaba muchísimo a los que solo teníamos un taxi, y por supuesto favorecía a los floteros.
La noche anterior a la aprobación del nuevo estatuto, cinco mujeres taxistas nos encadenamos en la puerta de una iglesia de Entrevías, sumándonos y apoyando a 7 compañeros que dentro de la iglesia permanecían en huelga de hambre. Mientras el resto de compañeros colapsaban el centro de Madrid. Pero de nada sirvió. El estatuto fue aprobado, y cada mochuelo a su olivo.
Sonia que era un encanto, me dijo que si me quería vengar, cuando saliera, me acercará a ella, con su acreditación, en la solapa y una cámara para disimular. Y yo que no me corto un pelo, según se lía el revuelo porque sale la Espe, me da Sonia su alcachofa, y allí que me planto delante de ella y le suelto que si piensa aprobar la subvención para las mamparas de protección de los taxis. Me mira atónita, y justo me empujan y la meto un alcachofazo en todo el morro, sin querer, eh! Antes de que me pudiera recuperar del shock, un poli me agarraba por la cintura y me sacaba en volandas, mientras veía a Sonia apoyada en mi coche partiéndose la caja. Gracias a Dios la cosa no pasó a mayores y el resto de la noche hasta las cuatro de la mañana me lo pase genial con ellos.
SI ALGUNO DE VOSOTROS ENCONTRAIS ALGUN DIA ESTA BOTELLA RECORDAR QUE TODOS TENEMOS LA OBLIGACION DE TRABAJAR POR UN MUNDO MEJOR